En el siglo XX la vida de la Avenida del Paralelo era descarada, sus cabarets eran un oasis de libertad en la Barcelona del franquismo. El "Molino" es un claro ejemplo de la época, abrió sus puertas en el año 1910, imitando al reconocido cabaret parisino Moulin Rouge. El Molino presentaba espectáculos atrevidos con las vedettes más famosas del momento. En 1977 el símbolo de la noche barcelonesa cerraba sus puertas.

En la actualidad, gracias al movimiento ciudadanos, la Avenida del Paralelo vuelve a ver en movimiento las emblemáticas aspas que lucen la fachada del Molino. Junto a los demás teatros como Apolo, Victoria, Condal y Barts dan a la Avenida del Paralelo un ambiente nocturno que nos permiten calificarlo como "el Broadway Barcelonés".

Esta avenida nace con el plan Cerdà (el mismo que plan que hizo que naciera el Distrito del Eixample). Esta zona, no era más que un área de huertos y campo. No es de extrañar que incluso una vez inaugurada esta avenida, continuara siendo un lodazal los días de lluvia.

Aunque se inauguró con otro nombre, rápidamente se dió a conocer como Avenida del Paralelo, porque por este mismo lugar pasa el paralelo 41 de la Tierra.

Al encontrarse esta avenida en una zona agrícola e industrial, junto al superpoblado Distrito de Ciutat Vella, rápidamente se convirtió en un punto de encuentro para las clases bajas. Comenzaron a construirse barracas que hacían la función de bares y salones de espectáculo.
Aunque su espíritu nunca cambió, hoy su oferta es más variada que bares y teatros.
Justo donde comienza la avenida, junto al puerto, puedes encontrar el Museo Marítimo Drassanes Reales restos de la muralla medieval, con el portal de la Santa Madrona y torre del Mar, de estilo gótico.
A pocos pasos de allí tienes el Parque de las Tres Chimeneas con su infinidad de grafitis y su skatepark.