Llevó casi 15 años construirlo, ya que además incluía una pequeña iglesia gótica, varias alas y una serie de porches alrededor del jardín.

En 1854 una epidemia de cólera forzó a la reubicación de muchos de los pacientes a otro hospital en una ciudad cercana. Debido al crecimiento de la población de la ciudad y consecuentemente al incremento de pacientes, es cuando se decide mover a los pacientes a otro centro hospitalario que es también un emblema arquitectónico de Barcelona: el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, cercano a la Sagrada Familia.

Luego de aquello, el ayuntamiento de Barcelona compró este edificio y durante su reconstrucción lo convirtieron en la Librería Catalonia, el Instituto de Estudios Catalanes, la Real Academia de Medicina, la Escola Massana y dos bibliotecas públicas.

Lo que realmente no debes perderte es su jardín: un pequeño oasis de calma y verde en el medio de esta -a veces caótica- Barcelona. Aún puedes observar la influencia árabe en el diseño del jardín: la fuente, los naranjos y las galerías que lo rodean. Sólo 15 minutos en este jardín, serán suficientes para ayudarte a relajar y desconectar antes de continuar tu visita por Barcelona.

En este jardín encontrarás a menudo personas leyendo, algunos pequeños grupos de jóvenes tocando música o gente pintando. El pequeño café cerca de la entrada ofrece un buen menú por un precio justo.

Fue en este hospital donde el famoso arquitecto modernista Antoni Gaudí murió.