Los bancos están realizados con mosaico blanco en pequeños trozos, unidos con mortero (el famoso «trecandis» típico de las obras de Antoni Gaudí) y sobre ellos unas farolas de hierro forjado. A media altura de la farola cuelga otra luz en forma de espiral, así la luz se dirige a los dos puntos que necesitan estar iluminados como es la calzada y la acera. La decoración es preciosa ya que podemos observar finas vigas, las cuales son el esqueleto de la farola. Combinadas con forma de espirales o retorcidas como si se tratara de una planta trepadora formando hojas abiertas y flores.

En la parte más alta de la farola aparece el escudo de la ciudad coronado por la corona condal con un murciélago. Es un símbolo al Rey Jaume I, cuenta la leyenda que fue advertido por este animal cuando descansaba en su tienda fue sorprendido por sus enemigos.